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LOS CRÍMENES MUDOS. LOS PERSONAJES

Lo ideal cuando describes a un personaje es lograr hacer que el lector crea que ese ser del que le estás hablando ha existido relamente o que, llegado el caso, podría existir. Dar un puñado de detalles concretos y otros un poco más sutiles y que su imaginación los reconstruya, creando una variedad infinita de rostros según quien lo lea, aunque todos partan de las mismas frases.

A veces el autor toma modelos de la vida real y añade su físico al personaje de ficción. Puede estar basado en alguien cercano o en un completo desconocido. En un actor o en algún famoso, copiando sus rasgos y mutándolos para la ocasión. Pero en otras ocasiones, como ocurrió mientras escribía "Los Crímenes Mudos", los personajes no es que se basaran en alguien en concreto, es que los encontré tal y como los había imaginado.

Fue mientras preparaba el argumento cuando me topé con esta galería de fotos. Una recopilación de criminales australianos de los años 20, nada menos. Quedé asombrado. Esas caras, esas poses eran justo las que buscaba para mis personajes, para mis protagonistas, Philip y Donald. Buceé por todas las imágenes y era justo el tipo de gente que podría vivir en Starkhell, el distrito donde se desarrolla la trama. Y entre todos, hubo dos ante los que no pude hacer otra cosa sino exclamar: "¡Son ellos!". No lo dudé un instante. Escribí la novela basándome en esas fotografías. Un regalo que se me presentó en el momento justo, y que ahora comparto con vosotros. Junto a las imágenes he incluido la descripción de cada uno de ellos, tal y como aparece en la novela. A los muchos que ya la han leído, una pregunta: ¿Os los imaginábais así cuando la leísteis por primera vez? Y a los que no lo han hecho: ¿Os apetece leerla ahora?



"Philip era el que llevaba la voz cantante. No superaba los treinta años. De mirada penetrante pero tranquila, transmitía una extraña serenidad gracias a la sonrisa, apenas una línea entre la nariz y la barbilla, con la que terminaba cada frase. La cara era redonda pero de mandíbula marcada; la frente despejada y el pelo engominado hacia atrás le daban un aspecto anticuado. Vestía un traje gris perla, camisa blanca y una corbata marrón oscuro. Y era muy bajo. Philip no sobrepasaba el metro sesenta de altura y comparado con Donald daba la apariencia de un enano. Pero la baja estatura no disminuía su personalidad, sino que la acentuaba: los ojos escrutadores, la forma en que las palabras salían de su boca, cada gesto que realizaba se amoldaba como un guante al pequeño cuerpo. Transmitía una sensación de tensa calma. De una amenaza latente bajo una sonrisa encantadora."


"Donald era el reverso de Philip. Era alto, musculoso, excesivo. De casi dos metros de altura. Daba pavor sentir su mirada. También rondaba la treintena pero aparentaba algunos más. De cara alargada, mechones ondulados le caían a lo largo de la frente. Tenía las orejas grandes. La nariz era dura como una roca, llena de marcas, como si se la hubiera roto varias veces o una navaja la hubiera abierto en canal y la herida no hubiera cicatrizado bien. Los ojos eran de color miel y bailaban entre una mirada clara, casi tierna, y una turbia e inaccesible. Vestía un traje como el de su compañero pero de color gris más oscuro, sin corbata. Se mantenía casi siempre en un segundo plano. Al contrario que Philip, su presencia era más determinante que sus palabras."

viernes

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Un saludo, y espero leer vuestras opiniones desde el otro lado del Atlántico.